La sospecha by Fiona Barton

La sospecha by Fiona Barton

autor:Fiona Barton [Barton, Fiona]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00


* * *

A Rosie sólo le quedaban el sujetador y las braguitas cuando Jake entró una hora más tarde.

—¿Quién demonios ha potado en el meadero? —preguntó en un tono glacial que los dejó a todos callados—. ¿Y qué está pasando aquí?

Miró a Rosie, que intentaba cubrirse con las manos, y Alex casi sintió pena por ella. Le dieron ganas de decirle a Jake que había tratado de detener el juego, pero que su amiga no le había hecho caso y que no había parado de beber chupitos de esa bazofia porque perdía todos los retos, pero se quedó callada. Se había hartado de excusar el comportamiento de Rosie.

Y aunque no estaba ni de lejos tan pedo como su amiga, lo cierto era que le había subido un poco. Al principio le había seguido el ritmo trago por trago, cansada de tener que ser siempre la juiciosa, pero al cabo de un rato, en cuanto la cabeza le empezó a dar vueltas, fue vaciando sus chupitos en una papelera que tenía detrás cuando los holandeses no miraban. De todas formas, esos chavales sólo tenían ojos para Rosie. Y Alex había visto cómo iban rodeando a su amiga con un nudo en el estómago, sí, pero también con una inconfesable sensación de alivio al ver que no iban a por ella.

Pese al gran enfado de Jake, Lars se puso de pie de un salto y empezó a bailar por la habitación. Al verlo con sus calzoncillos de Superman y su metro noventa, todos se echaron a reír. Alex no podía contener la risa. Le recordaba a un insecto palo hasta las cejas de coca. Rosie se había vuelto a poner la camiseta y a Jake se le pasó el enfado. Cogió un vaso de chupito y se sentó con ellos.

—Me sé un juego —dijo.

Apuntó sus nombres en unos trocitos de servilleta de papel y tuvieron que elegir uno y fingir que eran la persona que les había tocado. Los demás tenían que adivinar quién era. Si no acertaban, entonces tenían que tomarse un chupito de tequila o lo que fuera que hubiese en esa botella.

A Alex le tocó Jake, así que se sentó y esperó. No necesitaba fijarse en él para descubrir detalles reveladores; se sabía a aquel chico de memoria. La forma en que se ajustaba las gafas cuando hablaba en serio, su sonrisa pícara, su modo de morderse la uña del pulgar de la mano izquierda cuando te escuchaba atentamente. Los otros siguieron a lo suyo, cada vez más atolondrados, haciendo el payaso e intercambiando insultos. A Diederik le tocó el nombre de Rosie y empezó a quitarse la ropa y a tontear con Lars, dándole un beso en la mejilla y alborotándole el pelo. Todos sabían a quién estaba imitando, pero era tan divertido que dejaron que continuara. Rosie era la que más se reía y Alex sabía que desaparecería con Lars en cuanto pudiera.

Cuando le tocó a Jake, agachó la cabeza y los miró a todos bajando los ojos.



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